La Paz es una ciudad observada. Basta tomar una calle empinada, como la Sagárnaga, y al llegar al final, darse vuelta y descubrir una panorámica de foto y, seguramente, un enredo de cables tan trabado que es difícil pensar que lleguen a algún lado.
Me gustan las vistas de altura, y en La Paz encontré varios lugares desde donde ver esta ciudad de más de dos millones de habitantes -incluyendo a los de El Alto- que se despararrama a los pies de la Cordillera Real.Cada viajero ubicará sus propias alturas, pero quizás éstas le puedan servir de inspiración.
Mercado de El Alto. Podría decir que el mercado a cielo abierto de Addis Abbeba, en Etiopía, el de los domingos y jueves en El Alto, son los dos más gigantes que conocí. La vista llega lejos porque el día está despejado pero no puede llegar hasta donde el mercado termina. Se vende de todo, desde un alfiler hasta un tractor. Y no es Dios quien custodia las transacciones, sino el Illimani, de más de seis mil metros y cumbres nevadas. La vista de la Cordillera Real es el mapa más perfecto para una profesora de geografía. Consejo: para poder distraerse con la panorámica, mejor no llevar cámaras ni nada de valor.
Hotel Gloria. Hace muchos años que no iba, más de diez, y lo encontré igual, quizás un poco más viejo, pero bien mantenido (sin lifting). En el piso 12, el restaurante Vicuñita de Plata tiene muy buenos platos regionales -como el pique macho (picante y contundente)- a precios económicos y una vista espectacular de los cerros. La noche borra las asperezas y enciende otro paisaje, de miles de brillantes sobre un paño de terciopelo negro. En frente, el Hotel Presidente, un cinco estrellas de otra época, también tiene una vista para recomendar y un restaurante algo más caro en el último piso. La panorámica es mejor, más limpia y sin nada que la tape, pero me quedo con el Gloria porque le tengo cariño, nada más.
Parque Urbano Central. Con nuevo nombre, el Mirador Laikakota sigue siendo tan bueno como antes. Está en un gran parque, es un buen lugar para observar el caos desde la distancia. Y de paso, respirar profundo antes de volver a bajar al interior de la cacerola urbana. Se está trabajando en nuevas pasarelas y entretenimientos para niños en el parque.
Mirador camino al aeropuerto. Está de camino a la ciudad desde el aeropuerto de El Alto. Ideal para que el taxi pare unos minutos. La vista puede asustar, sobre todo si se piensa que unos minutos más tarde uno formará parte de esa locura, y mucho peor ¡con soroche! Abajo del mirador pasa el antiguo camino, más panorámico que la autopista.