«Apenas te das cuenta de que te chorearon (en este caso, me metieron la mano dentro del bolsillo y, muy pulcra y consideradamente, me sacaron el celu y me dejaron los guantes, las llaves de casa y el gorrito de lana), te dan ganas de boxear a todos los que están a tu lado, cuando en realidad el chorizo ya se rajó del vagón.»
Historias como esta y peores se pueden leer y contar en un nuevo rubro de blogs para hablar del viaje cotidiano, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Un viaje sin cámara ni valija ni ambiente turístico. Pero un viaje al fin de cuentas.
En el blog Viajá como el orto, escrito por Candelaria Schamun y alimentado por los relatos de viaje de los pasajeros de trenes, subtes y líneas de colectivo de Buenos Aires. Candelaria no es la única. La acompañan otros bloggers con nombres que denuncian la vergüenza. Un ejemplo: Comovacas, que junto con Noticias de Consumo, un blog dedicado a los derechos del consumidor, fundaron hace unos días Blogs de Usuarios y Consumidores, desde donde fomentarán ideas y acciones para viajar mejor. Y hay más bloggers que retratan este diario viajar salvaje: TBA me mata, Desesperados del Sarmiento, Viajar en colectivo, Viajar en tren.
En Chile, el Transantiago, el nuevo sistema de transporte Metropolitano, ha dado que hablar desde que se puso en marcha en febrero último; en Lima, las combis son un viaje de aventura y en México DF, el Metrobus no da abasto y los atascamientos de tránsito hacen que el viaje sea largo, mucho más largo. Si es fin de mes, unas tres horas para empezar a hablar. Y la paciencia de Buda para esperar, respirando una axila ajena o comiendo el cabello del pasajero que está adelante.
¿Hacia dónde van esos viajes?
Un recuerdo de un viaje así fue cuando viaje desde Quito a Lima, cambiando de micro en la frontera; Cruzando el límite en una bicicleta taxi; con 5 horas de espera en Tumbes un pueblo peruano que hace más calor que en Comala, el pueblo de Pedro Páramo.
Con razón Charlie García cantaba «no voy en tren, voy en avión, no necesito a nadie, a nadie alrededor…»; aunque con las demoras que suele haber en los aeropuertos, quién sabe si puede volar (aunque él también lo hace de otras formas).
El tema de este «turismo rutina» -expresión que parece un oxímoron- está más para una columna de maltrato, falta de respeto al contribuyente, políticas públicas erradas, corrupción y mafias y una larga lista de tristes etcéteras donde han fracasado ampliamente todos los gobiernos.