22 de mayo
El mar aquí es verdadero mar. Se eleva y cae con un gran estrépito; lo rodea una espiral sedosa y ronroneante; parece a veces trepar hacia la mitad del cielo y se ven entonces los veleros colgando de las nubes como querubines voladores.
¡Hola! Se acercan dos amantes. Ella tiene el talle fino y un sombrero como una salsera al revés; él un falso panamá, un protege sombreros, bastón, etc.; su brazo envolviéndola. Caminando entre el mar y el cielo. Su voz flota hasta mí: «Claro que tomar carne enlatada alguna vez no importa, pero una dieta constante de carne enlatada no puede sino producir…»
No me cabe duda de que el Señor los quiere y de que ellos y su semilla prosperarán y se multiplicarán por los siglos de los siglos…
Diario, Katherine Mansfield, Debolsillo