«Un verdadero gaucho no puede retroceder ante un desafío, que puede serle lanzado directamente, con una invitación para salir afuera o, echándole insultos que, de ignorarse, significarían una victoria casi tan definitiva del desafiante como si ganara una pelea.
Un gaucho considera que su ley está por encima de la ley del Estado y a menudo tiene que huir de la policía hasta que el problema se calma.
Dicen que un verdadero gaucho debe ser capaz de montar en pelo cualquier animal, usar su cuchillo, un lazo y las boleadoras, tocar la guitarra y caer sobre sus pies cuando lo tira un caballo. Es un nómade solitario, que nunca se queda mucho tiempo en un lugar, que duerme con mas frecuencia al raso que bajo techo y cuya única compañía en buena parte del tiempo son sus caballos».
«El Jimmy, fugitivo de la Patagonia«, de Herbert Childs, editoria Zagier & Urruty