Ayer se celebró en España la Fiesta de la Trashumancia. Quizás vieron las fotos, había miles de ovejas, vacas y caballos en el centro de Madrid.
La trashumancia es una actividad que se practica desde hace más de siete siglos en varias partes del mundo. Consiste en mover el ganado dos veces por año hacia donde estén los mejores pastos.
En distintos viajes -en Neuquén, en Botswana, en la India- me crucé con pobladores que hacían este trabajo de arrear animales durante varios días hasta llegar a una zona de buenos forrajes, donde los dejarán cuatro o cinco meses. Recuerdo haber levantado la mano para saludarlos y seguir viaje. Por mi trabajo y mi forma de vida, de viajar y volver a escribir, siempre me sentí cerca de los trashumantes. O de la trashumancia.
Cada vez que se cambia el ganado de lugar es preciso recorrer muchos kilómetros. En general, la trashumancia maneja distancias largas. Toca atravesar campos, rutas, montañas. No son nómades: tienen su base en un pueblo y desde ahí llevan el ganado a los campos de verano y luego los van a buscar y los arrean hasta los campos de invierno, más bajos y con mejor clima.
Varias veces los vi, pero hace unos meses acompañé a un grupo de huasos de la V región chilena a buscar sus vacas a la cordillera. Pasé cinco días con ellos en la montaña, los ayudé en el arreo, comimos juntos, escuché sus anécdotas y me asomé a sus vidas.
Se dividen en cuadrillas para barrer los lejanos rincones donde se pueden haber metido las vacas en cinco meses. Cada vez que encuentran animales prenden un fuego para que las otras cuadrillas sepan que mandan vacas para ese lado. Todavía no llega la señal de celular, por aquí se hacen señales de humo.
Los días arrancaban temprano, andábamos dos o tres horas hasta que aparecía un grupo de vacas flacas, que se arreaban hacia abajo, siempre hacia los valles que conducían al pueblo.
Al mediodía, los huasos paran y sacan una alforja (maleta) de lana donde traen su pollito y su pan. Lo comen con té y siguen. Son cinco días intensos, a dos mil y tres mil metros de altura. Días en que el trabajo campesino pone a prueba su dominio sobre el animal.
Al final, después de separar las vacas en los corrales de pircas, hubo venta de animales y largos festejos con pisco y cerveza. Uno podría imaginar que los trashumantes quedaron tan cansados que dormirán hasta el verano, cuando habrá que volver a llevar las vacas a la cordillera.
En Chile se practica en varios lugares, en mi zona, Illapel es un verdadero espectaculo con las cabritas. Este año se celebró oficialmente con una gran fiesta que tal vez te interese conocer, sobretodo por que se hará anualmente info en http://www.tierradeoroysol.blogspot.com hay un video y un reportaje. saludos.
Imposible no recordar mi cursada de Sociología Rural, donde aprendí sobre este estilo de vida. Muy ibnteresante Caro! La comparto por Face!