El agente de viajes pasa por su peor momento: Internet, la mala fama, las guías de viajes y muchas veces el descrédito inspirado por las agencias truchas y los turistas que vuelven poco conformes con sus hoteles o excursiones.
Imaginaba un porvenir negro para el agente de viajes, cuando conocí a Mirta. Estábamos en la playa, frente a unos tragos en un día de sol perfecto. Mirta tiene unos 70 años y es viajera fanática. Aún en los momentos más difíciles de su vida se las arregló para viajar.
Le pregunté cómo había elegido esta playa, y me dijo: «Yo tengo una agencia de viajes». Creí que ella era la dueña de una agencia y enseguida me mostré interesada. Podía ser una potencial anunciante de Viajes Libres… Pero no, Mirta tiene su agencia de viajes de confianza, a la que va siempre. Igual que se va a la peluquería.
«Mi agente sabe lo que me gusta:una playa que tenga un pueblito cerca, agua tibia y sol. A partir de eso me propone y la escucho. Los últimos cuatro viajes seguí sus consejos. Hasta crucé el Atlántico porque me recomendó Mallorca, mirá si no la escucho».
¿ Cuál es el futuro del agente de viajes?
El futuro del agente de viajes es el mismo futuro que el agente de Kaos… el fin
El futuro del agente está signado por la expansión tecnológica. Llegará un momento en que todos los viajeros (y no algunos, como ahora) sabrán reservar ellos mismos pasajes, hoteles y tickets para espectáculos, por internet. Entonces goodbye. Sólo servirán para dar algún consejo, como un buen amigo. Y se dedicarán a otras actividades menos gratificantes, por ejemplo, visitadores médicos empleados por laboratorios (en vez de recomendar un hotel en Martinica, le recomendarán al médico un nuevo producto de su laboratorio que combate el Alzheimer, la próstata, el astigmatismo y la hipertensión simultáneamente).
Muy interesante la cuestión. No sé cuál será el futuro del agente de viajes; como todo futuro, es incierto por definición. Pero igual hay algunas pistas o señales a interpretar.
Me parece que las agencias de viajes aún tienen numerosos clientes “atados”: los que trabajan con ellos desde hace muchísimos años –antes de que internet y el e-mail irrumpieran masivamente en nuestras vidas- y al no ser bichos tecnológicos delegan, por desconocimiento, miedo o comodidad –esto último, lo más probable- la búsqueda de alojamiento, traslados, en fin, todo lo que sea necesario para su viaje.
También está la relación agencias de turismo-corporaciones o empresas; agencias – entidades u organizaciones –como la que atiende en forma preferencial a la AFA- ; agencias-entes del Estado, etc. Por un buen tiempo seguirán teniendo trabajo, aunque creo que será decreciente.
El caso de la señora que planteas en el artículo es claramente generacional y con el paso del tiempo habrá cada vez menos gente que opere de esa forma y cada vez más gente que hará todo por sí mismo, sin intermediarios. La participación tradicional de las agencias se verá eclipsada, lenta pero inexorablemente (y tal vez no tan lentamente…).
El negocio de las agencias deberá reciclarse, reinventarse, reconvertirse (como quieran llamarlo), no les queda otra alternativa. Es como cualquier otra actividad en estos tiempos. De lo contrario, terminarán en el recuerdo como los deshollinadores.
Ah, y acordate que ya dije (y envié un artículo sobre Canarias) que el turismo será una de las actividades que resultará más afectada cuando llegue a nivel mundial la crisis de suministro de combustibles (en especial impactará sobre el transporte aéreo); esto sucederá más temprano que tarde, dentro de 5?, 10? años. Muy cerca en el tiempo. ¿Se están tomando las previsiones necesarias? Lo dudo mucho.
Si hay algo que me deja perplejo en estos tiempos es la velocidad a la que se producen los cambios. Vivir tiene sus riesgos.
Creo que el futuro de las agencias de viajes se verá el día en que se anulen ridículos imperativos legales. Siempre que eso no llegue demasiado tarde y a la velocidad que va todo, no debería alargarse demasiado.