«Hace dos años mil años todos hubiéramos querido vivir en Roma… y ahora Nueva York es Roma. Aquí es donde está la acción». Eso dijo Lennon y ése es el espíritu de la muestra creada por Yoko Ono, que se inauguró hace unos días en el anexo neoyorquino del Rock & Roll Hall of Fame, y recrea los años del músico en Nueva York a través de objetos poco conocidos.
El anexo del museo de Cleaveland queda en una calle empedrada y cool del SoHo, Mercer 76, a dos cuadras de la estación Spring del Subway, línea verde, y cerca de la exclusiva y carísima marca de básicos A.P.C.
La muestra de Lennon ocupa la última sala del museo. Aunque es una única sala, la gente suele quedarse un buen rato, porque es fanática o para amortizar los 24 dólares que cuesta la entrada.
El gran espacio blanco recuerda el Bed- In que la pareja hizo en el Hilton de Amsterdam para promover la paz durante la Guerra de Vietnam. En lugar de haber una cama, aquí hay vitrinas con objetos y documentos que pertenecieron al cantante. (Yoko también coló alguna poesía y dibujo). Está el piano negro de Steinway & Sons que Lennon tuvo en su departamento del edificio Dakota y, entre otros, los manuscritos de «Just like starting over», «Good», Sometime in NYC» y «Whatever gets you thru the nignt». También hay bancos para sentarse a escuchar música, se pueden ver dos videos, los documentos que muestran su batalla legal para que no lo deporten de Estados Unidos, una campera verde de rezagos militares, un par de guitarras con historia y un autorretrato donde Lennon se dibujó como Estatua de la Libertad, pero en lugar de tener una antorcha en la mano, muestra el símbolo del poder negro: la mano en alto y el puño cerrado.
Se ve el libro «Grapefruit» de Yoko Ono, que inspiró al ex Beatle para escribir «Imagine» y la remera con la inscripción de New York City, la de esta famosa foto tomada en 1974 por Bob Gruen, el fotógrafo de rock que cuenta que ese día estaban haciendo una serie de tomas de John en Nueva York cuando a él se le ocurrió quitarle las mangas a la remera y se las cortó ahí mismo, con una navaja que llevaba en el bolsillo. Así surgió esta foto donde Lennon posa como un newyorker, con el horizonte de edificios de Manhattan atrás.
Para muchos Lennonólogos, Yoko incluida, John Lennon era un neoyorkino, amaba Nueva York, la atmósfera 24 horas que se respira en la ciudad y ese sentimiento de privacidad que se puede lograr aún en público. Para ellos, John pasó sus mejores años en Nueva York, donde vivió desde 1971 hasta el 8 de diciembre de 1980 cuando lo mataron. A propósito, el objeto más polémico de esta exhibición está al final, cerca de la salida. Es la bolsa que le entregaron a Yoko Ono en el Hospital Roosevelt donde el cantante fue atendido.
«Me devolvieron a John en una bolsa de papel madera. Quiero que el mundo sepa eso», dijo Ono. La viuda y artista también afirmó que el número de muertos por armas en Estados Unidos desde que mataron a Lennon se eleva a 932.000 y esa cifra excede a los soldados muertos en la Guerra de Vietnam.
Al lado de la bolsa con los restos de Lennon hay un pizarrón blanco con un marcador negro colgando y un cartel que dice: «Firmen aquí los que apoyan leyes de armas más estrictas en Estados Unidos. Cuando esta muestra termine se le entregará junto a un petitorio al presidente Barak Obama«. Cuando visité la exposición, unos días después de inaugurada, el pizarrón blanco ya estaba lleno de firmas.