Si viviera una temporada en el DF me quedaría en la Colonia Roma.
En una casa antigua, cerca del Parque Río de Janeiro o del otro, del Cabrera, que también tiene vegetación tropical y una fuente que a veces estás encendida y otras no, y nadie sabe bien cuándo si o no, ni por qué.
Si viviera una temporada en la Roma, tomaría por las mañanas un café cargado especial (con leche clavel, canela y miel de maple) en el clásico Gabi.s, que no está en la Roma sino en la Juárez, pero es cerca.
Si viviera una temporada en la Roma llevaría a mis sobrinos mexicanos Mateo y Nahuel a correr a la plaza, sacaría fotos de los pasajes y vecindades guardadas, jugaría pool con Martín H., volvería a tomar café en Bistró 61, pasearía con Thomas cuando viniera de visita, comería pulpo con D. Jayo y Laura Santos en el Covadonga un jueves por la noche y, cualquier día, tostadas de jaiba y camarón con Alberto Nájar en Peces, «el único restaurante de que no es de Carlos Slim«. Los viernes a la noche seguro que saldría a bailar salsa con Marcela Turati al Salón San Luis: orquesta en vivo y buenos bailarines.
Si viviera una temporada en el DF me quedaría en la Roma y rogaría que la ciudad no volviera a temblar. En el terremoto 1985, la Colonia Roma se devastó. Pero la gente que vive allí es tan fanática que ni aún con una sacudida memorable se cambia de barrio.
«Pues no, me quedé aquí, ya no me voy de la Roma», me dijo María Esther, una señora que pasó el terremoto y quedó cubierta de polvo pero viva y no podría vivir en otro lugar. Marcela T. es periodista y desde que se mudó a la Roma entendió a los fans de los barrios. «Es la primera vez que me enamoro de un barrio. Podría mudarme de casa, pero no de la Roma«, me comentó el otro día en Bistro 61, uno de sus cafés preferidos.
«Sí, definitivamente viviría en la Roma y no en la Condesa. Me late este barrio viejo», eso le comenté a mi amiga E. mientras tomábamos una michelada en el Travazares, un restaurante con librería que reabrió hace unos días después de cuatro meses cerrado. E. es argentina pero reside en DF hace varios años, y me respondió: «Viví donde quieras, pero ya que hablamos de latir, decíme qué números te laten«. Le pregunté de qué hablaba.
Entonces, mi amiga me dio cátedra sobre el Melate, un sorteo que según ella juegan todos. «Juega el gerente, el chofer de pesero, los periodistas, los vendedores, los camareros, todos. Es una esperanza, 20 pesos más o menos en la billetera no te joden y después de todo es una cuestión de suerte«. Me explicó sobre lo conveniente que es jugar con revancha y dijo que los pozos son tremendos, cuando quedan vacantes un par de semanas suben a veinte o treinta ¡millones de dólares!
Hasta ahora mi amiga E. nunca ganó el pozo, sólo unos pesitos cada tanto. Pero tiene fe en los números que le voy a decir. «Sólo te pido que no los pienses, decíme los primeros que se te vengan a la mente», aclaró. Entonces, mientras pienso que me late la Roma, le canto mis números, que son menores a 56 e incluyen un 24.
Entonces sí los pensaste a los números? Tramposa!! Por qué será el 24? Mmm, dejame pensar y me late que adivino.. 😉 hoy el pozo anda por los 50 millones de pesos, te animas a jugar? Besos con suerte..
y gano con esos numeros? me los tenes que pasar a mi asi juego al quini 6 jaja.
Beso carol
Si podria volver a La Roma, seria con mis amigos Martin H. Marcela T. y Carolina R. Le pediria a Carolina que me acompañara a caminar disfrutando de la Arquitectura, de los Cafes y Bistros Franceses. Que hay en la zona.
Tambien visitaria los Centros Comerciales y Liverpools que hay cerca. Y no conoci. Pero con una amiga tan linda. Llamada Carolina; Acompañandome, seria diferente.
parece un lugar maravilloso, es realmente así? ¿Sugiere usted que para un viaje?
Muchas Gracias