Para muchos mexicanos ayer fue San Jesús Malverde. Este personaje, desconocido por la iglesia católica, cuenta con la fe de miles de aztecas, especialmente de sinaloenses, que cada 3 de mayo festejan en aniversario de su muerte. La de ayer fue una fecha importante: el patrono de los narcos cumplió un siglo de muerto.
Se trata del único santo con capillas en distintos estados, hay varias en Sinaloa, la capital del narcotráfico, y otras lugares de la república. Su influencia también ha llegado hasta Cali, en Colombia y Los Ángeles, también en Cali… pero California.
Según la leyenda más extendida, Malverde nació en los años 70, cuando el capo Julio Escalante ordenó matar a su hijo por realizar negocios sin su conocimiento. Según esto, herido de una bala de plata y arrojado al mar, el joven suplicó a Malverde su ayuda y fue entonces salvado por un pescador.
Se corrió la voz del milagro y en ese momento, famosos narcotraficantes como Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca y Amado Carrillo Fuentes comenzaron a acudir a la capilla de Malverde. Increíble, pero todos estos hombres hoy en día están presos o muertos. A los que siguen sus pasos no les importa, para ellos “más vale vivir un año como rey, que diez como güey”.
Hoy, las capillas de Malverde son visitadas por peregrinos y también por grupos musicales que interpretan los conocidos «narco corridos» sin ningún motivo aparente, pero la verdad es que están agradeciendo a Malverde porque se ha pasado, exitosamente, algo de droga al otro lado de la frontera. En la entrada venden estampitas, velas, colgantes y hasta olorosos jabones de San Malverde.
Fernando Medellín estaría feliz de leer esta nota. AbrazoT