Hace unos días hablé con un conocido que vive en Ushuaia. Como la mayoría de habitantes de Ushuaia, no nació ahí. Muchos llegaron durante los años 70 y 80, atraídos por la ley de promoción industrial (19.640), que hizo que muchas industrias se radicaran aquí. Había trabajo. Hoy, hace tiempo que la mayoría de esas empresas rumbeó para China y el sudeste asiático; sin embargo, todavía llega gente en busca de trabajo. Y lo encuentra, especialmente en la industria del turismo (llegan 400 cruceros en temporada alta).
No me quiero dispersar. El caso es que mi conocido llegó a Ushuaia desde Buenos Aires hace un par de años, en busca de mejores oportunidades. Además de trabajo, encontró una mujer, así que está lo más bien.
Sin embargo, su destino está sellado dentro de la población patagónica: es y será un VYQ (venido y quedado), para muchos un estrato inferior que el de los NYC (nacidos y criados), que supuestamente tendrían más derechos, serían de otra estirpe. ¡Por lo menos no soy un TAF (traído a la fuerza), me dijo con una sonrisa antes de despedirse. Los TAF suelen ser los hijos adolescentes de los VYQ. O las esposas, o los maridos, que quizás vivían en Corrientes y odiaban el frío y ahora caminan por la Av Maipú con gorro, guantes y bufanda.
Esta clasificación informal se usa en toda la Patagonia, y con otros nombres seguramente en tantos otros lugares. Si bien en este caso tiene un dejo de simpatía, también ampara algunas gotas de desprecio al distinto.
Me pregunto en qué clasificación entarían las aves migratorias…
El célebre ornitólogo aleman Otto von Gillesberger escribió un estudio en 1878 -el más importante en materia de aves migratorias- y llegó a la conclusión que pueden ser ubicadas en la clasificación HUZ
(«Hin und züruck», o sea «Ida y vuelta», es decir: «Van y vienen», como suele hacer todo ser viviente que «tiene pulgas en el trasero», de acuerdo al sabio dicho popular centroeuropeo).
Trabajé durante casi 8 años en la refinería de YPF (ahora REPSOL, tal vez pronto YPF otra vez) en Plaza Huincul, Provincia del Neuquén (*).
En la clasificación del post yo sería un VYR (venido y regresado). En Cutral-Có (población que está enfrente a Plaza Huincul), nació mi hija mayor, que vendría a ser una NYE (nacida y emigrada).
Y allí tengo muchos amigos VYQ (llegaron conmigo y allí están aún) y sus hijos NYC. Fueron años inolvidables de mi vida entre los 24 y los 32 años.
Nunca hubo discriminación entre ninguna de las siglas con los oriundos o nativos (o indígenas, que esto quiere decir en su origen esta última palabra). Tal vez haya habido algo de sana envidia por parte de la gente local, dado que los profesionales trasladados de otros lugares teníamos ciertos privilegios por nuestro trabajo (por ejemplo, no pagar impuestos ni servicios) pero no éramos ninguna élite ni los otros eran «inferiores».
(1) Es «del» Neuquén y no «de» Neuquén, porque NQN quiere decir en mapuche «pujante, arrollador, fuerte y poderoso», por el río Neuquén.
Que bueno