A veces la agenda de los próximos viajes se arma en el camino, con anécdotas de otros viajeros. Unos meses atrás, cuando recorrí el desierto florido de Chile con un grupo de botánicos estadounidenses, supe que existe Socotra.
Ese día había arrancado temprano, los naturalistas son de madrugar. Durante un rato largo avanzamos por llanuras, valles transversales y arenales que cruzan la Panamericana. En la camioneta circulaban libros con inventarios de las plantas que después veríamos en el campo.
Dylan H. iba sentado a mi lado. Trabaja en Huntington Botanical Gardens. Se ocupa de las colecciones de plantas tropicales. Charlábamos, me contaba sobre su trabajo, yo le preguntaba. Ni bien pudo coló un nombre: Socotra. Vos que viajás, no te olvides de ese nombre, me dijo. Tendrías que ir a ese lugar, insistió.
Después me contó que es un archipiélago yemení en el Océano Índico, frente al cuerno de África donde hay 700 especies únicas en la tierra. Sólo Hawaii y Galápagos la superan. No dijo mucho más porque la camioneta se detuvo y bajamos a ver flores. No estábamos en Socotra sino en el desierto más árido del mundo que una vez al año florece.
Recordé el nombre y de vuelta en casa googlee Socotra y encontré estas imágenes surrealistas que me recordaron al Mundo perdido de Connan Doyle, con árboles obesos y paisajes de ciencia ficción.
Este árbol se llama drago o sangre del dragón. Si se hace un tajo en la corteza brota savia roja. Durante el Renacimiento se utilizó como pintura; llegaba a Europa a través del comercio de la Ruta del Incienso. También hay baobabs altos y macizos con copas mínimas, árboles de incienso y mirra. La foto de los dragos se publicó en esta nota del NYT. Más fotos de Socotra, acá.
La ubicación de Socotra es estratégica. Cuando Yemen estuvo dividida, Socotra perteneció al estado marxista de Yemen del Sur y hubo una base naval rusa. Ahora leo que Estados Unidos intensifica su presencia en la región con base en la isla. De Patrimonio de la Humanidad y sitio de unicidad botánica a futuro de miedo.
No sé si algún día iré, pero sé que me gustaría conocer Socotra. Y que si voy me acordaré de Dylan, de que comía galletitas de animalitos y de su extensa familia. De plantas.
Wow que lindo lugar, Caro.
Me encantaría ir un día…
Mientras pensaba en el nombre de esa isla, se me ocurrió si los que son de Socotra, serán chocolatras?? 🙂