¿Cuba termina en Miami? Muchos cubanos así lo creen, no sólo porque hay más de un millón de compatriotas allá, también porque sostienen que Miami es lo que es hoy gracias a los cubanos que la hicieron y la hacen. «Porque de aquí se van con educación», me dijo una tarde un guía de turismo. Miami está de una forma u otra siempre presente en el discurso de los cubanos. La relación amor-odio las ha vuelto inseparables.
El periodista y escritor Leandro Uría, fue enviado especial del diario La Nación a la ciudad del estado de Florida, y desde allá nos envía su mirada sobre Cuba en Miami. Especial para Viajes Libres, sus textos y fotos, que cierran la primera etapa de este Especial Cuba.
Un taxista balsero
Viajar en taxi en Miami puede ser una experiencia extrema, pero no tanto por razones de seguridad. El pasajero no parece correr ningún riesgo aunque los diarios dicen que en esta ciudad del estado de Florida la delincuencia está en alza y algunos, que han visto taxistas, muchos de ellos cubanos, haitianos o dominicanos, pelearse con navajas por un pasajero.
Pero si se sigue la tradición porteña de conversar con el taxista y los que manejan son cubanos, siempre dados a la charla, los temas de conversación suelen ser impactantes.
Víctor, un taxista cincuentón que se escapó de Cuba hace 29 años me contó que llegó a esta ciudad de La Florida como balsero. “Fue un viaje de pinga”, explicó riéndose. Esta expresión cubana puede tener un sentido positivo o negativo. En este caso, el enigma se despejó en seguida. “Vine con una balsa hecha con ruedas de tractor que tenía encima una lona amarrada con sogas. A un compañero mío se lo comieron los tiburones”, contó.
Una vez en Miami, los balseros cubanos pueden permanecer en Estados Unidos legalmente, a diferencia del resto de los latinoamericanos. “Lo difícil es el viaje”, explicó Víctor. Pero el premio para ellos parece ser suficiente, aunque en general pierden los lazos con los familiares que dejaron en la isla. “Yo ya me olvidé de Cuba. Además, esta ciudad es cubanísima. No por nada a los cubanos nos dicen los judíos del Caribe. Es una mezcla de negro y español de mente muy rápida, también para el delito”, reconoció.
“En cualquier organización de aquí, uno de los jefes seguro es cubano y si paseas por South Beach te vas a dar cuenta de que tienen dinero de verdad”, dijo el taxista, que estaba contento porque había conseguido entradas en primera fila para ver aquí a Cachao, el maestro cubano del contrabajo de 80 años de edad al que hoy se lo homenajea en un teatro de Miami.
“Oye, mulato, ¿no me cambias 20 dólares?”, le dijo el taxista al conserje cuando llegó al hotel. Cuando el conserje sacó un rollo de dólares para darle el cambio, Víctor me dijo: “Ves, éstos cobran más que los dentistas”.
La industria de las palmeras
Una de las cosas más comunes en Miami es ver hileras de palmeras en el frente de grandes mansiones o embelleciendo las avenidas. Lo verdaderamente extraño es que este característico árbol tropical haya dado lugar a una floreciente industria en Miami, que no tiene nada que ver con el aceite de coco.
De hecho, muchos inmigrantes aquí, entre ellos los omnipresentes cubanos, se han enriquecido vendiendo palmeras a quienes las utilizan con motivos puramente estéticos. El impactante frente del Biltmore Hotel, en el lujoso barrio de Coral Gables, tiene una veintena de palmeras que rodean una fuente ubicada en el centro. Uno de los conserjes me contó que una palmera de gran tamaño puede costar hasta 6000 dólares: “Las venden con garantía. Si se enferman, las reemplazan inmediatamente”.
En el caso del Biltmore, las palmeras fueron plantadas cuando no tenían un tamaño tan impactante como el que tienen ahora. “Costaron nada más que 2000 dólares cada una”, me dijo el conserje, sin saber lo que significa esa cifra para los devaluados bolsillos argentinos.
El nuevo caso Elián
La calle 8 es famosa en Miami porque es el lugar en el que se reúnen los más acérrimos opositores a Fidel Castro del exilio cubano. No por nada, allí hubo festejos y hasta se lo dio por muerto cuando anunció que le cedía el poder a su hermano Raúl. En la esquina de la calle 8 y Galiano se encuentra la radio Mambí, una de las emisoras de Miami contraria al gobierno de La Habana. En diagonal, el cubanísimo restaurant popular La Casita, que tiene un anexo en el que se toma café y se escucha la radio.
La exiliada cubana que lo atiende me dijo que ayer se le había erizado la piel cuando escuchó en la radio el caso de una madre cubana en Miami que quería recuperar la tenencia de su hija. Al parecer, la había perdido por un intento de suicidio luego del cual su hija fue dada en adopción. Posteriormente, apareció el padre en Miami con la idea de llevarse a la niña a la isla. Y soportó una serie de interrogatorios no muy amistosos de los organismos norteamericanos, cuestionados por la propia jueza que lleva el caso en este país. La madre, desesperada, también recurrió a los medios para intentar recuperarla. Ahora el asunto se ventila en todos los cafés de la ciudad.
“Yo no entiendo cómo ella cayó en semejante depresión. A mí me va bien y me casé con un venezolano, pero cuando sentía que me iba a dar una depresión me daba cuenta de que aquí piso tierra firme”, me dijo la mujer mientras me servía el café.
El caso, con características de culebrón, hizo recordar aquí al del balserito Elián que volvió a La Habana y hasta fue fotografiado varias veces con Fidel Castro, pese a la oposición de los exiliados. Ellos parecen reemplazar los afectos familiares que quedaron del otro lado del estrecho de La Florida con los fuertes lazos que establecen entre sí.
Un líder anciano y desafiante
La salud de Fidel Castro, que obsesiona a los exiliados cubanos en Miami, fue esta semana tema de las más diversas conjeturas. Algunos llegaban a sugerir aquí que en realidad Castro ya había fallecido y que se podían publicar “eternamente” sus reflexiones en el diario oficial Granma como un modo de “mantenerlo vivo”.
Por eso, su aparición en una entrevista emitida por la televisión cubana los sacudió profundamente. Los canales de televisión de Miami difundieron inmediatamente las imágenes del anciano líder no sin dar antes su opinión editorial: “en realidad no se trató de una entrevista sino de una charla en la que no se les hicieron las preguntas relevantes”, dijo una presentadora antes de dar lugar a las imágenes.
Ocurre que Castro no habló de lo que ellos tanto esperaban: una transición que dé lugar a cambios profundos en el sistema político cubano.
Que buena idea la del post desde Miami, sirve para cerrar la serie de una manera diferente. Muy interesante el post!
Brillante serie de Cuba!!
Cada día me gusta más el blog!!!!
Viajes y Libres para siempre!!
me encantó la serie de Cuba, aunque pienso que Cuba no termina en Miami. no termina en ningun lugar, sino… ¿como es que está en este maravilloso blog??
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Ademas este tipo no sabe nada de miami aqui los taxista ni son cubano ni dominicanos mucho menos,aqui los taxista son 99.99 haitianos co?o.
soy argentina y he conocido a algunos cubanos aquí y especialmente a uno,también estuve en Cuba,me encanta su música y su baile, pero como personas dejan mucho que desear, son los abanderados de la mentira, de la traición, son todos jineteros, su único objetivo es aprovecharse de los demás, juegan con los sentimientos ajenos, no les importa nada y se prostituyen por una pizza, y lo consiguen con su gracia y glamour naturales, y con su cantito permanente «yo no tengo dinero pa’eso» y después los ves vestidos todo «NIKE» y ahí caés en la cuenta que te hicieron el gran CUENTO CUBANO. lástima no?