La Chiquitanía entera queda lejos.
Una tarde caminé por San Javier, saqué fotos de la plaza, de las brochettes que vendían al paso, de un árbol de papayas, de un nene que andaba en una bicicleta con rueditas talladas en madera, de un teléfono público con caparazón de mulita, de los obreros que reparaban el techo de la iglesia más antigua de estas misiones, y de un cacho de banana.
Estaba a unas cuadras del centro cuando vi que se acercaban estas chicas, cada una con un ramo de flores frescas. Iban tan alegres, iban a un velorio. Sonrisas blancas, piel castaña, pelo negro. Hablamos unos minutos, les saqué fotos y les ofrecí mandárselas por email. Se miraron entre todas y una preguntó: “Email… ¿Qué es eso?”.
Ojo que las brochettes que mencionas se denominan Packumutus…deliciosos