El New York Times es especialista en identificar tendencias. Según una nota en el diario de hoy, el hitchhiking (dedo, aventón, botella, carona) tradicional es un arte perdido. Por lo menos en Estados Unidos.
Con el auge de los aviones personales, el tráfico aéreo aumentó y también los millonarios que se mueven de aquí para allá en su jet. Muchas veces quedan varias plazas que ellos no usan y ahí aparecen los nuevos viajeros a dedo, que no están sucios ni tienen los pantalones rotos. Todo lo contrario: posiblemente usen ropa de marca y esperen cómodos en el aeropuerto Teterboro, en New Jersey. O en el de Aspen, Colorado. En general es gente sin prisa y con paciencia.
Hice varios viajes a dedo por Latinoamérica. Fue hace más de diez años, cuando el peligro era distinto, tal vez más ingenuo. Alcanzaba con tener cuidado. Hoy, esa actitud atenta no es suficiente. Puede ser que uno suba a un auto o camión y no vuelva, como le pasó a la austríaca que recorría La Rioja. Igual, en Argentina todavía se usa el dedo tradicional, sobre todo en zonas remotas, pero siempre con miedo extra.
La nota del New York Times cuenta que la nueva -y cómoda- modalidad no revestiría peligros. Todo lo contrario, se presenta como un viaje placentero en el que hasta podrían convidarlo a uno con salmón o champagne. Claro, el dedo en avión todavía no es tan popular. Por ahora los más beneficiados son los amigos o conocidos o personas involucradas de alguna forma con el dueño de un jet. ¿Alguno en vista?
Hola retomo los comentarios después del «tirón de orejas» de la profe….
¿este post no se refiere al viaje de Antonini Wilson y sus valijas con 800.000 US$? Era un avión de millonarios…enriquecidos con nuestra plata, así cualquiera