Me acuerdo cuando Eyal, un amigo de Israel, llegó a Buenos Aires y probó el mate. Le bastó uno para decir que no, gracias. Que prefería un café, si no era mucha molestia.
En cambio María, una amiga sueca, desde el primero se hizo fanática. Al poco tiempo, no se levantaba si no era con un mate. Cambió el yogur y los desayunos energéticos por unos mates amargos. Hasta llegó a vivir una temporada en Buenos Aires. Según ella, su amor por el Río de la Plata empezó con su gusto por el mate.
Además de las partes básicas del mate que figuran en esta infografía, los extranjeros que se quieran preparar un mate en soledad deben tener en cuenta algunos pasos básicos:
1) Llenar el recipiente con yerba. Esto no quiere decir inundarlo de yerba. Con 2/3 es suficiente.
2) Con una mano tapar la boca del mate y se agitarlo suavemente. La mano que tapaba el recipiente quedará llena de polvo, que se descarta.
3) La yerba queda sobre un costado del recipiente. Sobre el otro se forma un hueco, donde se entierra la bombilla y luego se echa el agua a punto de hervir.
4) El agua del mate nunca debe hervir. Cebar mate con agua hervida es pecado, pero además es sinónimo de mate quemado y, pocos minutos después, en mate lavado.
5) El primer mate se conoce como «el mate del zonzo» porque es extra fuerte. En general se descarta o se lo toma el cebador.
Hay más trucos y expresiones que irán aprendiendo, seguramente, entre mate y mate.
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