Cuenta una leyenda del oriente boliviano que había una vez dos jóvenes que se amaban.
Para variar había un problema grave: eran de dos etinias distintas y sus padres no los dejaban verse y mucho menos estar juntos. La boda de la bella joven ya estaba arreglada con otro, que seguramente era un tonto.
Entonces, como suele pasar en estos casos, los amantes se escaparon. Corrieron durante horas y horas por la selva hasta que se sintieron a salvo. Y ahí, amparados por tajibos (lapachos) y toborochis (palos borrachos) se dieron un abrazo tan pero tan tan fuerte que murieron asfixiados.
Escuché esta historia en la plaza de San Ignacio de Velasco, por quedarme un par de minutos mirando cómo una pareja de jóvenes que se besaba apasionadamente en el banco de la plaza.
– Parecen el bibosi y el motacú, me dijo un hombre que andaba por ahí y señaló la planta que se ve en la foto.
El bibosi es un tipo de ficus que se enrieda apasionadamente sobre el motacú, una palmera débil y con frutos ricos.
La leyenda termina contando que en el pedazo de tierra donde cayeron los amantes asfixiados creció el primer bibosi en motacú.
Feliz año 2012 Carolina.
Me alegro de haber conocido a tu blog y haberte escuchado durante el TravelCamp
Saludos desde Rosario
Elisa
Gracias, Elisa. Y ¡feliz año! pour toi aussi. Abrazo.