En sus travesías por el mundo, los viajeros dejan mucho dinero, millones de euros según la Organización Mundial del Turismo. Pero también dejan corazones rotos. Eso nadie lo contabiliza, salvo alguna poesía, un cuento, una película.
Como Raja Hindustani, ese film indio que vi en Varanasi hace varios años. En hindi al forastero se le dice pardesi y la película, que fue un éxito total en su momento, cuenta la historia de un romance entre una india rica y hermosa que se vuelve de estudiar en el exterior (ella sería la forastera) y un taxista buenmozo y con jopo rebelde.
Como buen producto de Bollywood dura unas tres horas y tiene flashes de telenovela y de musical, con coreografías que los espectadores saben de memoria. En muchos cines de la India, no es necesario hacer silencio para ver la película. Todo lo contrario. Ese día en Varanasi, habría unas mil personas en el cine, comiendo y tomando gaseosas. Algunos se subían al escenario y repetían los bailes que los actores hacían en la pantalla. Y todos cantaban el hit de la película: Pardesi Pardesi, no te vayas.
Lee Leila.exe, de Hari Kunzru. Los corazones cicatrizan o se los comen los gatos.