La primera impresión de Puerto Escondido no fue buena. Me pareció un lugar grande, con demasiadas construcciones, gastado. Me lo imaginaba diferente, más íntimo. Quizás por eso, cuando vi anunciada en un bar la película donde escuché por primera vez el nombre de esta playa, me apunté para verla.
El cartel decía: «Puerto Escondido, todos los días a las 18». La hora estaba bien, justo después del atardecer de sol rojo y sin rayos. Cuando llegué al bar no había nadie que quisiera verla. Sólo estaban los camareros y unos cuatro televisores en distintos ángulos. Cuando comenté que venía por el cartel, llamaron a alguien que prendió la tele y puso el DVD.
Me acordaba poco y nada de la película, que se estrenó en 1992. No me había gustado tanto como Mediterráneo, también del italiano Gabriele Salvatores, pero sí me gustó Puerto Escondido. Durante unos segundos me dejé llevar por las imágenes y no me di cuenta que estaba en italiano y subtitulada en inglés. Entonces le pedí al mozo si podía poner los subtítulos en español. Después de una complicada explicación me dijo que no se podía. Mientras me hablaba no dejaba de mirar la película. Más tarde me contó que a pesar de haberla visto tantas veces -trabaja en el bar hace años- nunca termina de entenderla porque siempre la escucha en otro idioma.
Por mi parte la vi en italiano y me gustó una conversación entre dos aventureros, cada uno con su estilo: Uno le pregunta al otro que por qué elegió Puerto Escondido para venirse. El otro le dice que llegó y le gustó el lugar y se quedó. Se da vuelta y la imagen muestra una playa larga y vacía, una casa rústica y agradable frente al mar y el tipo con un huachinango en la mano, a punto de asarlo para la cena de la noche. Detrás de ellos en manga corta, un sol enorme y caliente. Daban ganas de irse a Puerto Escondido. A mí me dieron ganas cuando la vi.
El otro tipo le dice, y qué vas a hacer cuando lo descubran, cuando ya no sea un puerto escondido. En diez años habrá construcciones y bancos y edificios. No sé qué le dice el otro, pero no se preocupó demasiado. Probablemente buscaría otro lugar medianamente virgen.
Después del estreno Puerto Escondido se vinieron bastantes italianos que se habían «hecho la película». Se sumaron canadienses, alemanes, estadounidenses que ya tienen sus posadas y restaurantes frente al mar. Y los surfers que eran unos pocos a fines de los 80 ya son una comunidad importante, probablemente la segunda después de los pescadores, que por estos días celebran el torneo de pesca de pez vela.
El segundo día, después de bañarme en el mar y comer en Sativa, un nuevo restaurante de cocina fusión, me gustó más Puerto Escondido. Pero creo que deberían cambiarle el nombre. Aunque si lo hacen ya no pasarán los 365 días del año esta película que nos cuenta cómo era Puerto Escondido antes de nosotros.
jajajajajajaja. Se ve que con el tiempo ha cambiado mucho, cuando yo estuve ahí la cosa estaba bastante virgen. Imagino que ahora hasta un Starbucks deben tener. Igual, búscale el lado amable y seguro que lo ubicas. Saludos a JPM.
Yo vi la pelicula y está buenisima!! la parte del C14 es imperdible. Muy recomendable
Estimados lectores del blog:
¿Se han dado cuenta de lo bien escrita que está la nota? No es que me sorprenda la pluma de Carol, pero «Puerto Escondido» es una verdadera joya.
Qué placer leerla!
A cuánto queda Pto Escondido de Oaxaca? Hay buses para llegar?
Gracias, Ed!
Fabiana, queda a unas 11 horas en un bus aceptable, con baño. Es un camino lleno de curvas.
He estado buscando esta pelicula para verla. Estube en Puerto Escondido por 4 años, soy nativo de la costa oaxaqueña.
yo soy el de la foto soy de puert escondido
me dice tarzan
¡qué grande, tarzán, cómo surfeas esa ola!