En el turismo pasa lo mismo que en las empresas de tecnología, lácteos o condones: hay que lanzar productos nuevos todo el tiempo. Con ese objetivo, se ordeñan ciudades, pueblos y hasta paisajes desolados y únicos para obtener un producto turÃstico y ofrecerlo calentito al mercado voraz. Este último es el caso de San Patricio del Chañar, un pueblo de unos 5000 habitantes a 45 kilómetros de Neuquén, alrededor del cual se ha formado una incipiente Ruta del Vino. Una más que se suma a las de Mendoza, San Juan y Salta. Una más, pero distinta, con las tipicidades de este terruño patagónico. Esta ruta podría complementarse con una visita a los viñedos de Humberto Canale, en Río Negro.
Hasta 1999 nunca se había producido vino en la zona; hoy, hay siete bodegas funcionando, y un par más en construcción con muy buen rendimiento de Pinot Noir, Malbec, Merlot y Chardonnay, y mucha tecnología y dinero puestos al servicio de la investigación de cepajes. Aquí es preciso aclarar que estas bodegas se construyeron por créditos blandos de varios millones otorgados por el gobierno de Neuquén. Demás está decir que es un tema polémco en la provincia, con el cual muchos neuquinos no están de acuerdo. Pero las bodegas están ahí y los vinos son buenos.
La primera en construirse es la de mayor producción y con nombre que asegura las ventas: Fin del Mundo. Muy cerca, NQN con una arquitectura sólida, impactante, enigmática, industrial. La bodega tiene un muy buen restaurante y como muchas, planea su pequeño hotel del lujo para dentro de algún tiempo. Sus vinos Malma y Picada 15 (muy bueno en relación precio calidad) están teniendo presencia en supermercados y vinotecas. Familia Shroeder tiene por ahora sólo productos Premium. La línea de vinos se llama Saurus, como su restaurante y casi todo en esa bodega. El motivo es enorme: durante la construcción encontraron restos del Aeolosaurus rionegrinus, un dinosaurio que habitó la zona hace 75 millones de años. Familia Schoreder también tiene restaurante. Si vas no te pierdas la sopa de Chardonnay, ideada por Boris Walter, el chef suizo, anclado en Patagonia por los encantos de una dama argentina. Dentro de unos meses se suma Valle Perdido, que ya está vinificando y pronto tendría en funcionamiento su exclusivo hotel con spa.
La ruta ya está trazada, pronto habrá más bodegas y quizás hasta se encuentren nuevos dinosaurios, y a diferencia de las fábricas de condones o tecnología, las bodegas no sólo reciben visitantes, sino que los tienen en cuenta hasta para sus proyectos arquitectónicos, creando pasillos en altura para recorrer las naves y conocer los pasos de elaboración del vino. Un plus: en Neuquén, los visitantes son tratados con la dedicación y entusiasmo del que recién empieza. Otro: San Martín de Los Andes está a 400 kilómetros.
Este es el caso más cercano de nuevo destino turístico que conozco. ¿Sabés de alguno?