La primera vez pensé que sería la única. Lo miré un rato largo y me puse contenta como si hubiera encontrado un trébol de cuatro hojas. Era un corazón espontáneo formado por una yareta (planta que se ahdiere a las rocas). Le saqué una foto para inmortalizarlo.
Cuando vi el segundo supe que vendrían más y se me ocurrió coleccionarlos. Pasó algún tiempo de eso y los veo aquí y allá. Se me aparecen en las plantas, en la espuma de agua, en una roca, hasta en un chipá!
Algunos son gordos y huelen, otros lánguidos, a veces los noto rebosantes, otras desnutridos y otras rotos sin remedio.
Corazones de tierra, corazones de hojas. Corazones en Ibiza, en Marrakech y en Iguazú. A continuación, la primera galería de una serie que se las trae.
Me imagino que somos muchos los que podemos verlos. Si viste uno y querés formar parte de este proyecto, lo podés mandar a carolreymundez@hotmail.com Cuando junte varios los subo.
Los dos primeros son de Ibiza y este es de La Rioja, Argentina.
Me gusta mucho la vocación de romanticismo ilustrada de los cordobeses.
En una pared vi este graffiti:
PAOLA: MI CORASÓN ES UN MAR DE EMOSIONE
Carol; Que lindo que estés descubriendo los corazones, que la naturaleza nos regala. Quizás en otro momento hubieran pasado desapercibidos. En este momento tuyo personal. Los descubrís, los inmortalizas en una foto. Y los compartís. Los que buscamos un corazón, como busco yo! Me das ánimo a seguir buscando, no en una roca ó en cactus. Sino en una señorita! El problema es cuando, lo encontramos y no somos correspondidos…
Jaja Thomas! Qué chistoso.