En Berlín hay muchos edificios con patios internos. No un patio, sino varios: uno atrás de otro. Caminando por Hackescher Markt entré en uno porque leí que había un museo de Otto Weidt, un alemán que tuvo una fábrica de cepillos donde antes de la guerra daba trabajo a judíos sordos y ciegos o con visión reducida. Durante la guerra los ayudó a esconderse y a escapar. Los protegió. Fue un mini Schindler menos conocido y sin película de Hollywood.
Entro en el museo para verle la cara a Otto, pero le veo la cara a este otro… que se llama Haim Hoffman. Haim es israelí y después de pasar los tres años de ejército, como muchos, salió a dar una vuelta por el mundo y se quedó en Berlín. Hoy es uno de los cerca de 25.000 judíos que viven en la capital alemana.
Por aquella época tenía bigote y un día hace como treinta años se dejó la barba. Y otro día, hace como once, se la empezó a peinar estilo Káiser.
Me cuenta sobre los clubes de barba y bigotes del mundo y las competencias y las distintas categorías. Me muestra fotos de sus amigos en su celular. Estilo Dalí, chino, inglés, mosqueteros, húngaro, free style -estilo libre, barbas artísticas- son casi 20 categorías. En la categoría Káiser, él ocupa el cuarto puesto en el mundo.
Le pregunto si le lleva mucho tiempo el peinado de la barba. Dice que no, «30 minutos, a la mañana», usa spray para pelo, como las señoras de antes. Enseguida busca otra foto en el celular y me muestra cómo se cuando se levanta, con la barba llovida.
El Club de la Barba de Berlín tiene doce miembros y Haim es uno de los más antiguos. Ahora se perdió un encuentro de barbistas en Dinamarca y estaba contrariado por eso. Pero irá al próximo. Mientras tanto, trabaja en el Museo Otto Weidt.
Caroligien: Increíble tu blog! Siempre es lindo leerte; Y siempre me sorprendes. Espero que estés bien, y pasándola lindo. Besos Thomas