No llegué a usarla, pero todavía estoy a tiempo.
A una cuadra del Palacio de Gobierno de La Paz abrió un local con un gran cartel azul que anuncia los beneficios de la oxigenoterapia, que no se reducen a curar el mal de altura.
También sirve para: mejorar la piel, alejar el estrés, tonificar los músculos, mejorar la textura del cabello, reponer el nivel de energía y otorgar lucidez mental. ¿Qué tal?
Tantas bondades juntas me convencieron y entré a ver de qué se trataba el cuento. Adentro, Lady Yánamo, una odontóloga que por las tardes aplica oxígeno me dijo, con todo cariño: «A las personas como usted que vienen de afuera, les afecta la altura. Seguro que sintió fatiga, mareo, cansancio y dolores de cabeza, ¿no?».
Después explicó cómo funcionaba la oxigenoterapia y añadió que para relajarse se necesitan diez minutos (1,5 dólares) y para curar el soroche, unos 30 minutos (9 dólares).
Uno se sienta en las cómodas reposeras de la foto, Lady le trae la mascarilla como si le trajera un café delicioso y ¡a respirar!
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