«No hay viaje sin que se crucen fronteras -políticas, lingüísticas, sociales, psicológicas- , también las invisibles que separan un barrio de otro en una misma ciudad, las existentes entre las personas, las tortuosas que en nuestros infiernos nos cierran el paso.
Traspasar esas fronteras; también amarlas -por cuanto definen una individualidad, le dan cuerpo salvándola así de lo indistinto- pero sin idolatrarlas, sin hacer de ellas ídolos que exigen sacrificios de sangre.
Saberlas flexibles, provisionales, perecederas como un cuerpo humano, y por ello dignas de ser amadas; mortales en el sentido de que, al igual que los viajeros, están sujetas a la muerte, y no ocasión y causa de muerte como lo han sido y son tantas veces.
Viajar no quiere decir solamente ir al otro lado de la frontera, sino también descubrir que siempre se está en el otro lado».
El infinito viajar, Claudio Magris, Anagrama 2008.
Es verdad el tema de las fronteras.
Alguien dijo: «Os homens constroem mais muralhas que pontes»
eso es verdad.
besos
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