Quiero recorrer esta ciudad de punta a punta, hasta que me den los pies. Y cuando quiero algo, me lo meto en la cabeza y lo consigo.
Quiero caminar por las avenidas principales, descubrir todos sus rincones, tomar café donde toma café la gente, entrar a una librería, conocer monumentos y plazas, cruzar el puente peatonal, pasar por el mercado de pulgas. Tengo un día, sé que me alcanza.
Ya lo planifiqué: me levanto a las siete, me cambio y salgo. Voy en metro al centro y tomo un desayuno por ahí, quizás antes de tomarlo puedo cruzar el puente peatonal y ya me lo saco de encima, quiero decir, lo veo. Doy una vuelta, cambio dinero y visito los dos museos que dicen que son espectaculares. Saldré a eso de las doce. Si me da hambre, como unas pastas y sigo.
A ver el mapa. Sí, de ahí puedo tomar esta diagonal y llegar hasta el monumento que mi guía marca como imperdible. También habla de otro y, pensándolo bien, la verdad es que quiero verlo. No es que tenga que cumplir con los imperdibles de mi guía, pero los centauros son mi debilidad. Ya sé, tendré que tomar el metro para el otro lado y combinar tres veces. No importa, creo que llego. Lo veo en cinco o siete minutos, saco un par de fotos y vuelvo caminando hasta la principal otra vez. Ah! Y desviándome por acá llego al teleférico, ya que estoy me subo y tengo una panorámica de altura.
¿Y después qué hago? Ya sé, me ha pasado otras veces: habré conocido toda la ciudad y me sobrará tiempo. Eso gracias a mi organización: el placard y los viajes me gusta que sean ordenados. Ahí serán las cuatro o cuatro y media. Si me dan los pies -yo creo que si- puedo acercarme al puerto, caminar por los docks y pasar por este mercado de pulgas que está resaltado en el mapa turístico. ¡Perfecto! Con una vuelta corta, de quince, veinte minutos lo tengo. Tal vez hasta compro un souvenir. Estaré en el hotel a eso de las siete. Me da tiempo de un baño rápido y de caminar al teatro. Eso sí, tengo que encontrar una función corta así no me acuesto tarde.
A mí un día me sobra para conocer una capital europea. Yo camino hasta que me den los pies.
Qué hermoso espíritu, tan claro. Un abrazo linda!
¡Gracias, Dalísima!
Beso grande
Sin palabras…es la realidad, y nunca tan bien expresada!
carolina, te cuento que me vas a tener de alumna en el curso de Periodismo Turístico que comienza el 5 de Mayo
Hasta pronto!
Alejandra
me pueden dar datos sobre la foto de los pies, derechos de autor para publicar etc…