Todavía recuerdo la cara del ese hotelero de Miami cuando me tomó los datos, un martes 13 de hace algunos años.
Era un español viejo y malhumorado. Si bien estaba ya afincado en Estados Unidos, su superstición -entre otros detalles- no se había modificado: los viernes 13 no significaban nada para él. En cambio los martes…
Lo recuerdo bajo, con nariz grande y pelos que florecían en las comisuras de sus orejas alargadas. Los ojos parecían dos agujeros negros con salida a una cloaca oscura.
No se podía mirarlo mucho porque uno tenía la sensación de resbalarse en un tobogán infinito. Cuando le preguntaba algo, lo hacía mirando hacia el enorme ramo de estrilicias que había sobre el mármol de la recepción, sólo para no cruzarme con sus botones negros. Gracias a Dios ese día que le pedí más toallas, lo hice por teléfono.
El caso es que ese martes 13, cuando tomó mis datos, me miró a los ojos con su cara de muerte y dijo:
– ¿No podía viajar mañana?
Le respondí que no. Viajar es parte de mi trabajo y lo hago en la fecha que indica el pasaje. El tipo me escupió un débil «Usted sabe» y extendió la planilla para firmar, con manos huesudas y blancas.
No pisé la calle en lo que quedaba del día. South Beach podía esperar.
¿Te embarcarías un martes 13?
Nooo!!!! Jamás lo haría si puedo elegir otro día. Si tengo que viajar de todas maneras, no soltaría ni por un segundo mis amuletos. Aguante la cábala.
Por supuesto, lo hice varias veces. No pasa nada.
Ser supersticioso trae mala suerte.
es verdad trae mala suerte.:( yo viaje un martes 13 y el avion se estaba tamboleando parecia no se como un ….